A tan solo horas de la jornada de reflexión, me llama la atención una noticia, la del llamado VOTO ACCESIBLE. El voto accesible es el sistema por el que pueden acudir a votar aquellas personas con discapacidad visual grave o invidentes, que ha sido posible gracias a la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General y la aprobación de un Real Decreto el pasado mes de diciembre.
El voto accesible se traduce en una documentación en braille, contenida en un maletín que se entrega al votante, y que permite al invidente identificar las candidaturas y los candidatos, a través de las mismas papeletas que utilizan el resto de electores. Y no sólo eso, sino que permite a la persona con discapacidad no tener que depender de la buena fe de otra persona para elegir papeleta. Además, algo que sin duda los videntes nunca hemos pensado: se garantiza la confidencialidad del mismo. Toda la información ha estado expuesta en www.elecciones.mir.es y ha tenido apoyo en medios de comunicación. Pero sin duda, iniciativas como esta deberían democratizarse a otros ámbitos.
Recordemos por ejemplo, aquella idea de negocio galardonada con el Premio Emprende Joven (de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía), en el que se presentó un lector de la fecha de caducidad de los productos, para invidentes.
O el llamado “Proyecto Lázaro” de José Gabino, joven madrileño con experiencia en el área del posicionamiento por satélite, y que quedó quedado finalista del V premio Emprendedor EOI, 2007. Este proyecto trabajaba para que los invidentes pudieran ver a través de unas gafas con sensores de movimientos y un mapa de sonidos en tres dimensiones.
Por último, también querría mencionar a Federico Pinilla, joven universitario, invidente, que puso en marcha su proyecto de Hotel rural en Montearenas (Ciudad Real) y que fue finalista del Premio Joven Emprendedor 2004, de AJE CLM.
Con ejemplos como estos, bienvenido el voto accesible, pero seguro que tod@s queremos MÁS.